El placer de servir

Este fin de semana Santiago Matas nos deleitó con esta poesía de Gabriela Mistral.

 

Toda naturaleza es un anhelo de servicio.

Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco.

Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú;

Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú;

Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú.

Sé el que aparta la piedra del camino, el odio entre los

corazones y las dificultades del problema.

Hay una alegría del ser sano y la de ser justo, pero hay,

sobre todo, la hermosa, la inmensa alegría de servir.

Qué triste sería el mundo si todo estuviera hecho,

si no hubiera un rosal que plantar, una empresa que emprender.

 

Que no te llamen solamente los trabajos fáciles

Es tan bello hacer lo que otros esquivan!

Pero no caigas en el error de que sólo se hace mérito

con los grandes trabajos; hay pequeños servicios

que son buenos servicios: ordenar una mesa, ordenar

unos libros, peinar una niña.

Aquel que critica, éste es el que destruye, tu sé el que sirve.

El servir no es faena de seres inferiores.

Dios que da el fruto y la luz, sirve. Pudiera

llamarse así: «El que Sirve».

 

Y tiene sus ojos fijos en nuestras manos y nos

pregunta cada día: ¿Serviste hoy? ¿A quien?

¿Al árbol, a tu amigo, a tu madre?

 

                Gabriela Mistral

 

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